Parece que las elecciones en varios distritos de nuestro país han sido o serán un gran negocio para las empresas que desarrollan urnas electrónicas y sistemas de recuento de votos o escrutiño.
Y como parece que las elecciones son pocas, que mejor que generar, de alguna manera, una ampliación de mercado.
Veo hoy en esta nota del Diario La Capital de Mar del Plata una punta de tal negocio.
A ver, vamos a darle un poco de contexto.
Yo estoy a favor del voto electrónico. Creo que este mecanismo va a ser un cambio fundamental en la democracia, produciendo un cambio necesario en lo que hoy se define como representativo, girando hacia un sistema participativo.
Creo que es necesario que dicha evolución sea liderada por el Estado mismo, tal como ocurre en Brazil y no por el afan de lucro de empresas de servicios, como está ocurriendo en Argentina.
Esta forma de democracia participativa tiene que tener como fundamento la consulta permanente. Que decidir votando no sea una excepción cada dos años o cada décadas (¿quien recuerda cual fue la última consulta popular en nuestro país?).
Y a caballo de estos objetivos es que se comienzan a ver los movimientos de las empresas. Que parecen haber optado por tercerizar sus mecanismos de prensa y presión en distintas ONG.
Como se puede ver en la nota, en el caso de Pinamar aparece la ONG Conciencia solicitando que se desdoblen las elecciones. Multiplicación por 3 inmediata del negocio.
Ya anteriormente, cuando se hizo la elección por medio de voto electrónico en Sierra de los Padres / Batán, la que apareció como “garante de transparencia” fue la ONG Acción Ciudadana.
En ambos casos, si leemos los objetivos de cada ONG, nos encontramos con una lista de muy buenas intenciones. Educar al ciudadano, informar a la población, “promover acciones tendientes al bienestar general”, etc, etc.
Pero no se ve una sola linea, en ninguna de las dos, que hablen del voto electrónico y la necesidad de auditoría pública y abierta del código, mecanismos de validación y firma electrónica de los programas instalados en las urnas, la impresión del voto y la garantía de su uso en caso de impugnaciones y una larga lista de etcs.
Estas ONG aparecen vinculadas al voto electrónico solo cuando el mismo se presenta y reparten loas al mismo sin haber tenido ninguna otra actividad, al menos que se haya hecho pública, ya que yo no las pude encontrar, de un trabajo sostenido en el tiempo para garantizar esa transparencia que pregonan.
Ahora, la pregunta del medio millón, ¿de cuanto estamos hablando?
Me remito entonces al post de Javier Smaldone, en el que relata su experiencia en las elecciones del 22 de junio de 2008 en la ciudad de Rio Cuarto, en el que la empresa Magic Software Argentina implementó tan solo el sistema de escrutiño y traslado de urnas (ni siquiera el de voto) por la módica suma de $520.000. Si, quinientos veinte mil pesos.
Javier especifica que en la elección anterior, tan solo dos años antes, el costo del escrutiño tradicional, a la antigüita, costó apenas $60.000 (pesos sesenta mil)
A esto debe sumarse que se produjeron situaciones que no tienen una explicación convincente, como la “caída del sistema” cuando las especificaciones determinaban contar con 3 servidores redundantes o que se verificaron terminales con Windows UE o Colossus Edition instalado mientras los responsables de la empresa habían declarado usar linux.
Tanta alabanza a la transparencia no debe ser gratis, ¿no les parece?
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