Ingrediente principal: El hijo de puta. Buscar un gobernador de provincia con ambiciones presidenciales.
Agregar un reclamo de aumento salarial de docentes.
Dejar macerar el reclamo durante 30 días sin prestarle ningún tipo de atención.
En cuanto se vea que la masa se desborda, actuar inmediatamente para impedirlo. No importa como, lo importante es evitar que las cosas se salgan de su cauce habitual, caiga quien caiga.
En caso de que algo se rompa, culpar a los utensillos. Recordar siempre que las cosas NO SE NOS rompen, SE rompen (solas, por arte de magia).
Si la masa continúa empecinada en desbordarse, calentar el horno culpandola de contener pasas de uvas o de haberse peleado con la batidora. Lavarse las manos prontamente culpando a la batidora de haberse “pasado de vueltas” y asunto acabado.
La consecuencia de todo esto se llama Carlos Fuentealba y una familia destrozada. Que aun en el dolor, donó sus organos para transplante.
Muy dificilmente lean este blog, pero les hago llegar mi afecto y admiración por lograr que la lucha de Carlos no haya sido en vano.
5 comentarios
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lindo quilombito les tiró filmus a las provincias, solo por hacer acto de campaña y anuncios electorales, sin consultar con las provincias, que son quienes pagan… decí que el de la provincia de BsAs no se queja porque es mas pollerudo que ninguno, que sinó… (excepto su ministro de economía que se fué diciendo la verdad)!!!
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Y decí que no me salió la conspiranoia de adentro, teniendo en cuenta que Sobisch es candidato.
totalmente de acuerdo, pero el bobo este de sobisch también tiene menos cintura política que una gorda verdulera.
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Ignacio:
Para cuando ya tenés un muerto tirado en la calle, no hay cintura que resista.
Cualquier cosa que no sea renunciar inmediatamente y pedir disculpas, agrega acumulativos grados de patetismo y desnuda cuanto de ambición y cuanto de “vocación de servicio” hay en nuestros gobernantes.
Contra el hecho consumado, las disculpas y la renuncia no sirven de nada, es cierto, pero son como un indicador del nivel moral de quien, aunque no haya dado la orden de represión, se siente responsable de la misma.
Y lo que se ve, lamentablemente, es que los políticos no están en condiciones de gobernar nada. Son pacientes psiquiátricos, ven conspiraciones por todos lados, niegan la realidad, se desesperan por asumir responsabilidades de las que luego intentan desligarse. Cualquier tipo con estos síntomas está en el Borda, pero ellos logran llegar a gobernar paises.
Que lo parió, Mendieta!!
lo de la poca cintura era para antes del muerto, no para después! (y en este caso el muerto viene a ser sobisch)