¿Que es lo que produce que una oficina pública cumpla con el decálogo de la burrocracia?
Pues la inutilidad de sus integrantes. Para esta ocasión, una imágen vale mas que mil palabras.
Apreciable: 20 días de retraso para responder un mail, la respuesta es mandarlo a que averigüe por otro lado, y ni siquiera tiene la amabilidad de saludar a quien tan generosamente paga la licencia de conducir y cada dos meses la Tasa de Servicios Urbanos, de la que sale el sueldo que ella cobra.
¿Se entiende por qué los empleados públicos gozan de “estabilidad”?
Porque en una empresa privada, un mail como ese implica que le quede marcada en el culo la silueta de la patada que le ponen. En el Estado, los inútiles e irrespetuosos no se pueden despedir.
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