Esta va a ser la frase de la semana:
“Pueden darse casos particulares en que está justificado el uso del preservativo”
Escrita en un libro y adjudicada al papa Benedito XVI, calculo que ese será el tiempo de vida mediático. Si la hubiera dicho cualquier otro cura del montón, apenas le hubiera correspondido una columna en el periódico de la localidad del religioso.
Pero como la emitió el que lleva el gorro importante, y revienta en mil pedazos la tozudez con que la secta que representa se había empecinado en combatir al preservativo, esa frase va a hacer ruido.
Por desgracia, por el corto lapso que cito previamente y sin que esto implique tampoco ponerse a revolver mucho entre la basura.
Basura como, por dar un ejemplo, esa obsesión que la iglesia católica aun mantiene sobre una de las necesidades fisiológicas del ser humano.
Tal como señala el Señor de Xibalba en su blog, pareciera que el supuesto “creador” nos ha jugado una linda broma, poniendo en nuestros genes instintos de supervivencia que se llevan a las patadas con los preceptos morales que estos sotaneros pretenden imponer a sus congregaciones.
En el post que refiero hay un enlace a un artículo de la BBC en el que se demuestran los mecanismos físicos que implican lo que los católicos han denominado “pecados capitales”.
Asi, podemos ver que no hay otra razón en el establecimiento de los “pecados” que una estrategia de detección, primero, de quienes dejan de lado la razón y hacen oidos sordos al instinto, para poder someterlos mas fácilmente y llevarlos por el camino del control.
Aunque muchos ahora ven en esta maniobra del papa “un avance” la realidad es que es parte de ese mismo instinto de supervivencia que pretenden negarle a sus seguidores.
Una iglesia que propone la castidad y la “humanización de la sexualidad” termina siendo acorralada en varios países por las denuncias de delitos sexuales pedófilos. Sus predicadores se rasgan las vestiduras por un tipo de familia que jamás formarán por si mismos.
Son una contradicción ambulante con carteles de neón y hasta se dan el lujo de tomarnos por boludos con frases como “esta no es la forma apropiada y verdadera de vencer el contagio del sida”, al referirse al preservativo.
Asi, pues, “casos particulares” es un par de palabras interesantes.
Es la evidencia y la aceptación de que nada es tan absoluto como se lo pregonaba hasta ayer.
Por suerte, las distancias temporales se acortan.
Con Galileo se tardaron 500 años en darle la razón pero este mismo engendro al que le otorgaron el título de papa consideró que la condena estuvo bien impuesta.
Con el preservativo como barrera contra el HIV y otra enfermedades de transmisión sexual pasaron apenas unos 30 años para que se abriera la primera hendija de la puerta de la razonabilidad.
Ninguna posición de la iglesia católica, entonces, es terminante.
Si mañana consideran que la condena al aborto les aleja fieles, no será extraño que acepten que el verdadero comienzo de lo que consideramos “ser humano” o “vida” es en el momento de la formación de su sistema nervioso y no cuando apenas es un aglutinado de 16 células.
Tampoco sería extraño que ante ciertas dificultades acepten que para un niño sin familia es preferible una integrada por dos personas del mismo sexo a una “tradicional”.
En fin, tal como reza la columna lateral derecha del blog de Xibalba:
Piensa…
Aunque parezca impensable, pensar se ha vuelto una de las acciones más difíciles y pesadas del ser humano. Pese a la funcionalidad y eficacia de nuestros sistemas de recabación de información, se nos dificulta darle una razón lógica a muchas de las situaciones que anteriormente eran producto de nuestra imaginación.
Piensa. Mañana, eso en lo que creés, o te hicieron creer, y que hoy defendés con pasión, puede que ya no exista.
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