Randazzo es quien ha declarado “Algunos motorman cobran 50 mil pesos, me tienen harto. Tienen podrido a la gente y me tienen podrido a mí.” (Fuente)

Yo le hubiera recomendado que lea la letra de “Vagabundear”, de Joan M. Serrat. Y que tras el famoso “harto ya de estar harto, ya me cansé”, deje que la rosa de los vientos lo ayude y se vaya, mas o menos como dice la canción, volando entre el cielo y el mar.

Porque si se trata de hartazgo, lo de Randazzo es un poroto. Dicho sea de paso, si hay motormanes que ganan 50 mil pesos, ¿la culpa es nuestra, de los ciudadanos? ¿acaso podemos hacer algo al respecto? ¿O quien realmente tiene alguna clase de responsabilidad en esa “inequidad” es el propio Randazzo?

Y digo inequidad porque no me parece mal que un motorman que lleva miles y miles de personas todos los días en un tren cobre 50 mil pesos, lo que me parece mal es que no lo cobren los policías que cuidan miles de personas y se arriesgan todos los días a recibir algún tiro, que no lo cobren los maestros que cuidan la mente de miles de niños, los bomberos que cuidan que no se quemen otros tantos miles de personas, los médicos del sistema de salud pública, los enfermeros, los basureros y muchas profesiones que por sus tareas importantes y arriesgadas mas que se lo merecen.

¿Habrá preguntado la presidente, en su reciente visita al INVAP, cuanto cobraban los científicos que diseñan, desarrollan y arman los satélites y radares? ¿Se habrá indignado y habrá mandado a corregir la escala salarial porque ninguno de ellos cobra tanto como un motorman? ¿Acaso Ud. no se lo hizo notar, Sr. Randazzo?

Ah, casi me olvido. Hay muchos políticos también que cobran 50 mil pesos o mas. Sin ir mas lejos, el intendente de Mar del Plata cobrará este octubre 72 mil pesos de sueldo, mas los 22 mil 500 de su mujer / secretaria. Y de estas cosas, Ud, don Randazzo, no parece estar harto. Aunque nosotros si.

Muchos de nosotros tenemos diversos hartazgos y no nos hacemos tanto los cocoritos como Randazzo.

Por ejemplo, algunos estamos hartos de que una tilinga pretenda darnos clases de humildad revoleando un reloj de varios miles de dólares en su muñeca. Aclaro que no pongo ni 20 ni 50 mil dólares porque siempre hay un defensor de tilingas que se ofende de un precio mal indicado.

Hay quienes estamos hartos de que nos mientan en la cara, diciéndonos que no hay inflación y los estemos escuchando mientras vemos el aumento del 35% en la prepaga. Si, esa prepaga que nos vemos obligados a pagar porque, con el aporte del monotributo, las obras sociales te miran peor que a un leproso con sida y tuberculosis. Y porque a pesar de pagar impuestos a troche y moche, caer internado en el hospital público implica que tu familia tenga que hacerse cargo de tu cuidado para que comas, tengas una sábana limpia, una frazada para no cagarte de frío y una vigilancia para que no te roben hasta el papagayo.
Eso, cuando hay papagayo, cuando hay cama, cuando hay colchón, cuando anda la calefacción, cuando no suspenden la operación por falta de aire acondicionado. En el peor de los casos, como me tocó ser testigo presencial, si te morís, podés terminar pudriéndote en una camilla porque no funciona la heladera de la morgue.
Si, de esta forma de hacer salud pública también estamos hartos.

Ni que decir de la seguridad. Estamos hartos de que una sensación sea tan fuerte que, en la gran mayoría de los casos, te perfora. Y que como dijo Nestor Pitrola en una entrevista, “hay lugares como Avellaneda donde hay policía buenos aires 1, buenos aires 2, policía municipal, hace un tiempo agregaron gendarmería y prefectura y los índices del delito siguen igual”.
Estamos hartos, Sr. Randazzo, que un juez sea capaz de dejar en libertad a una persona que porta una 9 mm. en condiciones de disparar, sin tenerla registrada, sin estar autorizado a portarla y sin otro motivo decente alguno, solo porque los policías le hicieron sonar las sirenas para detenerlo.
Ese es el tipo de justicia que necesitamos democratizar, no la que le impide a Ud. y su gobierno imponer el relato oficial.

Seguimos muy hartos, pero verdaderamente muy hartos, de que el “pongui pongui” del patotero Moreno sea el deporte nacional de la casta gubernamental. De que el robo para la corona no haya sido solo una metodología del gobierno de Menem al cual … al cual … oh, que sorpresa, al cual condenaron a prisión, ya en la última instancia, y el gobierno al cual pertenece Randazzo no lo desafuera y le quita el título de senador para que se pueda cumplir la sentencia.

Estamos hartos también de tener que asumir resignados que salimos de casa sin saber si vamos a volver, pero no por las maniobras del azar, ni la voluntad de dios, ni por el alineamiento planetario, sino porque debemos ser uno de los países con mas probabilidades de que termines ensardinado en un tren que se estrelló, o como una libélula en el parabrisas de un auto corriendo a alta velocidad o pasando semáforos en rojo, o de un delincuente o policía de gatillo fácil.

Estamos hartos de que jueguen con la justicia. Durante esta semana vimos como la policía rusa detenía a manifestantes de Greenpeace, entre los cuales había un par de argentinos, acusados de piratería y terrorismo.
En menos de una semana ya tenían decretada una prisión preventiva de dos meses.
Y podemos ponernos a discutir si está bien o mal la ley que determina que sus acciones sean o no sean terrorismo o piratería, lo que no se puede discutir mucho es que la policía va y arresta a quienes no están cumpliendo la ley y la justicia los guarda mientras decide. Y por estos lados estamos hartos de ver tipos con armas tirándose frente a unas cámaras de vigilancia y haya una justicia mas preocupada por ver si un estudio llamado “la validez del instrumento tecnológico como proveedor de evidencia en el proceso judicial” le puede representar unos puntos mas a un candidato a juez o fiscal en el próximo acomodo concurso.

Tenemos mucho hartazgo por cosas realmente peores que la de un empleado que se lleva un sueldo alto por hacer una tarea que no requiera de una elevada capacitación, ni un master en física nuclear.
Pero, por sobre todo, se empezó a ver que estamos bastante hartos de que se nos caguen de risa en la cara.
Por suerte, este 11 de agosto parece haber empezado a gestarse un poco de movimiento tendiente a ir quitando del camino a esos provocadores de nuestro hartazgo.
Que es probable que sean reemplazados por otros que tarde o temprano terminen provocando un nuevo hartazgo, o manteniendo los viejos. La posibilidad de que esto sea así es altísima.

Sin embargo, cambiar de motivo o provocador de hartazgo siempre será bueno, porque tarde o temprano, hartarse del mismo lleva a la resignación.

Muy probablemente, y creo que tan solo un milagro puede cambiar la historia, el 11 de agosto, en la liturgia kirchnerista, va a pasar a recordarse como “el día del cachetazo”.

Recordemos que tenían un plan. No, el plan no era la transversalidad. El plan era la alternancia. Nestor y Cristina, la reelección eterna para poder ir por todo con el tiempo suficiente.
La naturaleza y el azar, para los que no somos abonados a las teorías conspirativas, se ocuparon de ellos y su “plan maestro” con la prematura muerte de Nestor.

Tras esta mala jugada que les gastó la naturaleza, quedo abierta la oportunidad de dejar huella con un “segundo renunciamiento histórico”. Pero la perdieron. Hubiera sido, creo yo, la diferencia entre el destino que tuvo el peronismo, aún con las grandes diferencias de época y las similitudes conceptuales de la división entre partido y gobierno, y el menemismo.
El menemismo, hoy, está completamente diluido, olvidado y enterrado. Excepto por un solo miembro, que sobrevive gracias a la buena voluntad del kirchnerismo que le paga con impunidad el voto en el Senado de la Nación. Ese será el destino mas probable para el kirchnerismo dentro de 10 años. Una setentona (ya no setentista) disfrutando los millones en Seychelles y casi tan olvidada como la “Isabelita”.

Otro suceso imprevisto, como fue el 54% de los votos del 2011, les dio tanta adrenalina como para tratar de llevarse puesta a la República, pero que les impidió ver que, tras 10 años, ya la ciudadanía empezaba a pedir algo mas cercano al llano que a la épica y la revolución.

Y ya en 2011 fueron muchas las voces que se ocuparon de remarcar que la condición de “viuda reciente que se ponía el país al hombro a pesar del dolor” había sido un excelente mecanismo de arrastre de los votos, pero que esas condiciones se dan pocas veces y no siempre son efectivas. La confirmación vino por el lado del fallido cáncer de tiroides, que terminó dando la impresión de haber sido una prueba mediática o un intento de estar al mismo nivel que otros conocidos latinoamericanos, como Chavez o Lula.

Otro error fue pensar que el 54% era un cheque en blanco. Se creyeron invencibles por haber ganado una vez con mas del 50%, por contar con mayorías propias. Salieron a refregarle el 54% a cualquiera que osara diferir con el discurso oficial. Después del 2011, todo era al estilo Scioli: no se podía estar “medio embarazada”. O se estaba con ellos o se era la patria agropecuaria clase mierda terrateniente vacuna oligarca golpista y destituyente.

La pelea por la ley de medios mantuvo vigente el enemigo necesario del populismo, asi como habían comenzado con la famosa resolución 125 y el conflicto con los productores agropecuarios. El diabólico Clarín que iba a sucumbir el día en que tenía decretada su fecha de vencimiento, el 7 de diciembre de 2012, o mas conocido como 7D, finalmente continuó como si nada, mostrando a un desdibujado Sabbatella como un muñeco político tan inservible como un guardabarro de lancha.

El cachetazo se venía gestando. ¿Es que acaso ya todos se olvidaron de las manifestaciones contra el gobierno?
Claro, aun con el 54% en el bolsillo, para el #13S, el #8N y el #18A todo fue dialéctica contra los destituyentes gorilas vendepatrias marchadores con la derecha (como dijo un pseudo progre ya malo conocido).

Pero esos fueron, en definitiva, los avisos que no quisieron ver. ¿Y que les estaban diciendo esos avisos? Pues les decían lo que ya sabían que tenían que hacer pero, como los chicos, no hacen solo por un orgullo que los termina enterrando.

Ejemplos podemos tener cientos, si nos alcanzara el tiempo para enumerarlo, pero los mas categóricos fueron:

Mínimo no imponible del impuesto a las ganancias: Hasta el 27 de agosto los trabajadores que pedían que se aumentara el MNI eran pequeño burgueses que no entendían la necesidad de que el capital obrero financie el movimiento nacional y popular, sin molestar al empresariado estilo de los que se gastan su dinero emborrachando a Lulú con champagne mientras le niegan el aumento a un pobre obrero que les pidió un pedazo más de pan. (Ver tango Aquaforte, de 1932)

Escalas del monotributo: Igual que el anterior, hasta el 11 de septiembre los monotributistas éramos catalogados de golpistas económicos por pretender que se aumentaran los ingresos máximos de cada categoría que estaban congelados al menos desde hace 3 años y medio, con inflaciones anuales del 25%.

Canje de deuda: lo que había sido una bandera de resistencia, “no les vamos a pagar a los buitres”, pasó a ser un “vamos a dejar que vengan a cobrarse por su propios medios” que en realidad ocultaba un “les vamos a pagar lo que nos digan, cuando nos lo digan y en el lugar que les parezca mas adecuado”, que es la filosofía de la nueva apertura de canje de deuda.

Inflación: parece que tras el 11 de agosto, existe. Como con las brujas, no creen pero que la hay, la hay. Sucede, eso si, que como tuvieron que esconder a Guillermo Moreno, a Boudou, a Conti, a la Pimpi y a Kicillof para que el cachetazo no tuviera taaaaaaanta violencia, se quedaron sin negadores inflacionarios y algunos funcionarios no quisieron ponerse en la posición de comer sapo y quedar “pegados” cuando Massa está actuando como removedor de pegamento.

Pero la mas importante de todas las volteretas dignas del mejor Cirque du Soleil es la de la inseguridad. De pronto, así de rápido, como si de un chasquido de dedos se tratara, lo que era una sensación y no existía en realidad se corporizó, se hizo real, tangible, se dieron cuenta que había gente que ya daba las gracias a los ladrones cuando no te mataban al asaltarte y se produjo la derechización mas grande de la que se tenga memoria en el Kirchnerismo. Y eso que ubicar mas a la derecha al gobierno K implica dejarlo casi al borde del barranco nacional socialista.

Recordemos un par de frases de Cristina:

“Discutir la baja de la edad de imputabilidad es desviar el problema”
24 de enero de 2011

“Y les pido a los jueces: me van a tener que procesar a mí, porque no voy a permitir que ningún gendarme salga más a cuidar. Que cada gobernador se encarge de custodiar sus jurisdicciones”.
“La gendarmería está para cuidar los bienes federales”
25 de junio de 2012

En una sola semana, se arma un “plan de seguridad” que incluye el envío de gendarmes y prefectos a cumplir tareas de policía en distintas provincias, Insaurralde sale a plantear la necesidad de bajar la edad de imputabilidad y al ex menemista, ex duhaldista, ex kirchnerista y vuelto a ser kircherista Scioli se le ocurre nombrar como Ministro de Seguridad a un ex menemista ex duhaldista y ahora futuro ex kirchnerista, el intendente de Ezeiza Alejandro Granados, un tipo que cuando se tiroteó con delincuentes que intentaron asaltarlo se lamentó de haber tenido mala puntería y no haberlos matado.

Día tras día, semana tras semana, se puede apreciar mejor que la realidad del kirchnerismo, como muchos venimos diciendo desde sus primeros años, está mas cerca del asentamiento de culo en el sillón del poder que en la lucha contra el neoliberalismo y el progreso de las clases mas postergadas.
No hay medida de gobierno que no esté pensada con el objetivo de perpetuarse, de la misma manera que tipos como Scioli o Massa, que están o estuvieron en ese mismo barco, analizan milimétricamente cada acción en vista de los efectos que pueden ejercer para lograr ser los futuros reemplazantes cuando los delirios de poder se diluyan con una inundación de realidad.

La asociación ilícita se recicla y quienes todavía tenemos esperanzas, recordamos siempre, no solo los 7 de junio, la palabras de Mariano Moreno, que en esta ocasión, y a modo de homenaje, las dejo en la prosa del inolvidable Tato Bores: