Estamos viviendo en una sociedad cada vez mas violenta.
Y no me estoy refiriendo a la inseguridad y el delito, sino a las actitudes cotidianas de cada uno de nosotros.
Este post lo vengo masticando hace una semana y, como si fuera cosas del destino, a medida que iba leyendo los blogs y periódicos que frecuento, me iban entregando mas y mas letra.
La violencia parece que ya es algo cotidiano en nuestra vida. No solo estamos considerando normales agresiones que se presentan a cada momento, sino que empieza a ser tal el nivel de las mismas que para cuando nos damos cuenta, estamos subidos a la misma ola.
Hubo un episodio que marcó el comienzo de este post.
Una tarde recibo un llamado telefónico que mas o menos se desarrolla así:
Yo: Hable.
Voz femenina: Si, ¿hablo con Javier Salinas?
Yo: Si, el habla.
Voz femenina: ¿Ud. tiene registrado un sitio que se llama speedyapesta?
Yo: Si.
Voz femenina: Soy Lalo Cutora y recién me entero que $peedy es una mierda.
Yo: ¿Perdón?
Voz femenina: Si, yo soy Lalo Cutora y recién me entero que $peedy es una mierda.
Cuelgo. Otra mas y van … cruza por mi mente
Suena de nuevo el t.e.
Yo: Hable.
Lalo Cutora: Javier, me cortó.
Yo: Si, la verdad es que no le entiendo nada, no se quien es Ud. ni porqué me llama para decirme …
Lalo Cutora: TENGO TODO PARA HACERTE JUICIO ASI QUE…
Yo: HACEME JUICIO Y ANDATE A LA PUTA MADRE QUE TE PARIO. Cuelgo
Mientras me fijaba en speedyapesta que era lo que había generado tamaña desubicación por parte de esta persona, el t.e. volvió a sonar unas 8 veces, dos de las primeras volví a repetir la última frase, pero parece que no lo terminaba de entender.
Finalmente, encontré el problema: Un usuario del foro había publicado un post titulado “Lalo Cutora recién se entera que speedy es una mierda”. Y acompañaba ese título con un audio del contestador automático de Telefónica de Argentina, que mas o menos decía “debido a los inconvenientes en el servicio, el centro de atención al cliente se encuentra saturado de llamadas” o algo por el estilo.
Y ahi fue donde empecé a pensar que la violencia que vemos en cada noticiero, con asaltos, secuestros, muertos y apaleados, mas la que hemos visto durante décadas en programas como el de Mauro Viale, o en las canchas de futbol, o en los propios actos políticos (recordar el traslado de los restos de Perón o a D’elía pengándole a un tipo por la espalda) nos está empezando a trastornar.
En una nota de Pepe Eliaschev, publicada en Perfil, bajo el título de “Garcas”, leo un resumen que no permite se le toque siquiera una coma:
La anomia nos ha remitido a un vivir arcaico y menesteroso. Resignados a nuestras penurias grandes, nos acondicionamos a nuestras pequeñas indigencias cotidianas. Conviene, empero, no confundirse: más allá de torpes justificaciones, una agresiva y batalladora legión de tipos abominables, sueltos por calles y avenidas, sacia sus apetencias más pedestres sin ignorar que daña a los demás.
¿Que sentido le encuentra Lalo Cutora, si es que realmente era la persona que estaba del otro lado de la linea, en llamar en modo prepotente y amenazando con un juicio?
El hecho de que esté atravesando ciertos minutos de los 15 de fama a los que Andy Warhol nos otorgó derecho no le brinda el derecho de considerarse con derechos por encima de los míos.
Nada le costaba haber planteado su disgusto de una manera mas civilizada.
Es de destacar que aunque haya sido LA VOZ del contestador de Telefónica esto no le sirvió para entender como se maneja un foro como speedyapesta, que quien publicó dicho título y audio no fui yo, que no tengo porqué saber su nombre y apellido y mucho menos, que se le saltaría la chaveta porque alguien la nombra sin acusarla falsamente de delito alguno y mucho menos que lesionara su dignidad.
Lo que si supo rápidamente es como hacer para ubicar al dueño del dominio para descargarle su furia telefónica.
Muchos de nosotros podemos afirmar con evidencias ciertas y comprobables que $peedy es una mierda y ni nos sentimos delincuentes ni indignos por este motivo.
Pero, en definitiva, esta actitud hizo que inmediatamente removiera su nombre y apellido del sitio, sino que me llevó a dejarlo offline.
Me pareció que era la mejor alternativa para preservar mi integridad emocional y no terminar siendo alguien como Lalo Cutora.
Es que, a partir de esta clase de situaciones, uno termina planteándose si realmente vale la pena hacer algo para ayudar a los demás, si, finalmente, una gran cantidad de gente lo único que quiere es que haya autoridades rompiendo las cabezas de los otros que hacen algo que a ellos no les gusta.
Amenazar con juicios, pedir la baja de la edad de imputabilidad de los menores, o exigir mano dura desde la puerta del desarmadero donde compramos el espejito original y barato de nuestro auto no son mas que muestras de la oligofrenia en la que estamos cayendo.
Creo que tenemos que empezar, de una buena vez, a darnos cuenta que se está transformando en un agujero negro de nuestra sociedad. Y un agujero negro no respeta nada, ni a la luz ni a nosotros mismos.
Un amigo, que hizo un reciente viaje por U.S.A., comentaba que, aunque es una sociedad desgastante, donde el trabajo cotidiano pone a las personas en un estado de stress importante, no faltan, jamás, en los inicios de las conversaciones el please y el thank you al final.
Recordaba esto también hace un par de días, cuando estando en un kiosko la empleada le pregunta a una cliente “¿te lo pongo en una bolsita?” y la respuesta recibida fue : “no”.
Ni siquiera un no, gracias. Un no, seco, terminante, molesto.
A continuación, el siguiente en la fila le dice: “dame un marlboro box”. Punto. Sin un mísero por favor y menos aún “gracias, buenos días” al retirarse.
Y así me siguen sonando las palabras de Eliaschev en su nota “Garcas“:
El desmadre de los valores instaló la supremacía de la anomia existencial. Si nada está mal, todo está bien. Enamorados de la picardía, hemos devenido pícaros crónicos; todo es trampa y todo es relativo. El que me tira el auto encima, como el que sube y baja primero de subtes y colectivos, es un ser convencido de que su incivilidad permanente es cosa de niños comparada con las enormidades permanentes que se perpetran desde el poder político y económico.
Es entonces cuando asumo que el esfuerzo, el tiempo, las ganas, la satisfacción, hasta la plata puesta en mantener un canal de ayuda y colaboración no tiene ningún sentido.
Con el impuestazo tecnológico, a nivel nacional, y con la futura instalación de monederas o el corte de 600 árboles de la Av. Libertad a nivel local, el lomo se va resintiendo de tanto recibir garrotazos en forma de votos de una cámara de diputados o de un concejo deliberante.
Esto me lo encuentro, como dije al principio, mucho mejor explicado por Martín Caparrós, quien detalla la “inepsia” como el mal que está destruyendo nuestro país.
Y así: en la esfera pública, la inepsia se ve todo el tiempo –que para eso es pública. Pero lo mismo pasa en la vida privada: estamos gobernados por una banda de incompetentes porque somos una banda de incompetentes. Sabemos –es mucho decir– que nuestro país es un ejemplo casi único en el mundo de involución, de creación de desigualdad, injusticia y violencia, de destrucción de industrias, saber e infraestructura y no solemos entender por qué nos pasó esto: ay, doctor, justo a mí, qué mala suerte. O suponemos todo tipo de conspiraciones –pobres, mal imaginadas– para no aceptar lo más obvio: nos desbarrancamos porque somos, antes que nada, tan ineptos.
¿Quien carajo puede soportar, tras haber perdido un trabajo después de 20 años seguidos en el mismo lugar, por culpa de un par de personas que cumplen con las descripciones de Eliaschev y Caparrós, que intentar dar parte de uno en pos del bien de los demás no se transforme en una carga?
No se si es una sensación mía o realmente quienes tenemos un discurso coherente, bueno o malo, pero propio y de buena fe, cual farol de noche, terminamos con una bandada de violentos pululando a nuestro alrededor.
Solo hace días no más, uno de estos, que hasta el momento no se evidenciaba tan claramente, publica en Facebook que un determinado día se haría en el Concejo Deliberante de Mar del Plata la sesión de trabajo sobre el ensanche de la Av. Libertad.
Debido a que lo que iba a ocurrir ese día era que se iba a votar si se aprobaba o no la sesión de trabajo, pero no se iba a hacer la misma (que finalmente será el 18 de diciembre), lo corrijo en el mismo grupo donde dejó el mensaje. Para que se puedan dar una idea, y ser lo mas objetivo posible, pego a continuación mi mensaje y luego el que me mandó el:
Javier Ariel Salinas La información de XXXX es inexacta. Hoy 26/11 hay sesión ordinaria del Concejo Deliberante, en la cual será tratado, o dicho de otra manera, se va a votar si se aprueba o no, la convocatoria a la jornada de trabajo por el ensanche de Av. Libertad, pero aclaro, HOY NO ES LA JORNADA DE TRABAJO CON LOS VECINOS.
—–
Hubiese preferido decirtelo en persona, pero hoy no iba a poder ir al concejo, porque tengo un trabajo honesto que a veces requiere mi día completo.
Vos no convocaste a nadie al “tratamiento del expediente”.
Y puse jornada de trabajo porque así me lo comunicaron dos concejales.
La verdad me tiene las pelotas cargadas tu pedanteria, tu forma de atacar y correjir a todo el mundo, tu intolerancia, suerte en tu busqueda de la perfección.
Con mi humilde grupo al menos hice lo que pude.
Esta clase de comportamiento, que cada día se reitera mas y mas, ¿amerita que uno gaste siquiera un par de minutos de su tiempo, para que después uno sea el único en recibir esta clase de insultos y encima porque el susodicho no tiene los huevos suficientes para decir “disculpen, me dieron una información equivocada”?
Bien, creo que para catarsis ya ha sido suficiente.
Ahora, les dejo el link de otro que ya empieza a mostrarse podrido con el status quo imperante.
Don Vilanova, alias Botafogo, via Dayana, nos hace llegar una reflexión que en cierto punto coincide con mi hartazgo. Y rescato estas palabras de su escrito:
Yo en mis temas hablo del amor, de los sueños, de las estrellas, de los vínculos, de la introspección, de los átomos, de la magia y el misterio de la vida, de volar con la mente, de imaginar un mundo mejor… y me veo obligado a andar mendigando un poquito de difusión.
…
Mucha de la pibada de hoy está descorazonada, desconcertada, frustrada, sin ilusiones, sin sueños, sin posibilidades, no cree en un porvenir y mucho peor: ¡están muy enojados!
Como no van a estar enojados!!! . Si el poder, ya sea de las discográficas, de los políticos, de los empresarios o de los sindicalistas los usan para sacarles la guita y los cagan a palos, hasta dejarlos con el cráneo reventado, cuando no hacen la fila india como dios manda.
Y si han tenido una mínima suerte, la de contar con una familia que les ha podido dar una educación y unos mínimos estudios, hasta tienen la posibilidad de terminar trabajando, mientras se pagan los estudios, en uno de los negocios de esclavitud legal de mayor crecimiento de los últimos años: un call center.
La EXCELENTE nota de Belén Blanco, publicada por el Diario El Atlántico, nos dice:
En los call center se vende una mercadería simbólica. Son frecuentes las tendinitis, fobias, y lo que en psicología se estudia y en la jerga se llama ‘el infarto del alma’.
…
… los jóvenes cambiaron en su trayectoria laboral, aspectos de su conducta. “Chicos que se retrotraen, que ir al trabajo es –a los 20 años- un dolor de cabeza, que saben que lo tienen que hacer porque no queda otra, que también les dan ganas de dejar sus estudios. ¿El fin justifica los medios?”
…
¿Qué tipos de dirigentes sociales y de profesionales estamos construyendo?”, se preguntó y continuó: “Se están formando desde la individualidad y la competencia que les impone la empresa. ¿Cómo puedo mirar las problemáticas de mi país? ¿Cómo puedo tener un espíritu crítico si me disciplinaron y me formatearon para que eso no suceda?”.
Todo esto es violencia.
No es necesario relacionarla únicamente con una persona empuñando un arma y tratando de sustraerte una posesión personal. Hay hijos de puta que hasta nos están afanando el alma, las ganas, las ilusiones.
¿Como solucionamos todo esto?
No se. Yo creo que ya no estoy en condiciones de ofrecer soluciones cuando para implementarlas se necesita de una ayuda que no va a llegar. Los que tienen la posibilidad de comenzar a cambiar todas estas actitudes, desde la del tipo común que te putea porque le mostraste que metió la pata hasta el que debe proteger a estos pibes que necesitan laburar para poder salir apenas un poco mas allá del barro, son políticos que, como bien señala Eliaschev, NO IGNORAN que están haciendo daño a los demás.
Quisiera equivocarme, simular que alguna vez habrá un cambio que se muestra como imprescindible, pero pienso que cada día falta menos para que empiecen a verse máscaras. Que no vengan luego con el verso de que hay una conspiración para terminar con la democracia, con esa misma que han bastardeado y destruido hasta convertirla en una plutocracia hecha y derecha.
Comentarios recientes