Este post debería estar dentro del grupo de las hipocresías XX que publico cada tanto. Sin embargo, creo que ni siquiera amerita que se llame hipocresía a una eterna demostración de falencia intelectual y dogmatismo explícito.
El caso es que la justicia marplatense autorizó la interrupción de un embarazo por haber sido informada de la nula posibilidad de sobrevida al parto y el altísimo riesgo de muerte fetal intrauterina, incluyendo el grave riesgo para la salud de la madre. Nota en La Capital de Mar del Plata.
A esto, en cuestión de horas, el obispo local, monseñor Puiggari, emite un comunicado. En la publicación del mismo, realizada por puntonoticias.com, se puede leer:
“la Iglesia no puede quedarse callada, porque su vocación es defender al hombre contra todo lo que podría degradarlo y ser la voz de los que no tienen voz”
“Toda persona humana mediante el uso de su inteligencia, y no sólo por la fe, puede llegar a descubrir que la vida humana se inicia en el momento de la concepción. Este hecho puede ser, además, constatado científicamente.”
Y aqui es donde me empiezan a aparecer esas primeras manifestaciones de bronca ante lo que uno no termina de descubrir si es simple estupidez o tozudez intelectual.
Vida es un concepto demasiado amplio. Se puede hablar de vida a partir de un organismo unicelular que nazca de la división de otro organismo igual, que se alimenta, desecha los residuos luego de procesar el alimento y que se divide o directamente, muere.
La vida humana requiere de una definición muchísimo mas amplia, pero, en este caso, me gustaría definirla por oposición al término de muerte.
De este artículo de la wikipedia se puede extraer la siguiente definición:
Hoy en día, cuando es precisa una definición del momento de la muerte, se considera que este corresponde al momento en que se produce la irreversibilidad de este proceso. Existen en medicina protocolos clínicos que permiten establecer con certeza el momento de la muerte, es decir, que se ha cumplido una condición suficiente y necesaria para la irreversibilidad del proceso de muerte.
Si bien, gracias a estos párrafos, se podría argumentar que todos, definitivamente, estamos muertos desde el momento de la concepción ya que irreversiblemente llegaremos, tras un proceso que puede ser corto o largo, al momento final, dejando de lado las discusiones filosóficas podemos asumir que existe un momento dado en el cual, sea lo que sea que se haga no se podrá desacelerar dicho proceso.
Esto, científicamente, se puede determinar como el momento en que ya nuestro cerebro no tiene mas actividad. Cuando ya no sentimos.
¿Que objetivo persigue una persona que, en nombre de SU fe, pretende condicionar nuestros comportamientos, apelando a la ciencia en su discurso, para definir como vida algo que ya la misma ciencia que nombra ha determinado como muerte?
Si, como en los casos de anencefalia, se da la circunstancia de que siquiera antes del nacimiento ya existe el diagnóstico certero de muerte por la ausencia de respuesta cerebral y directamente, en los casos mas graves, por la ausencia total de cerebro.
¿Cual es entonces la motivación de un representante de una iglesia por salir a defender una vida que no es tal, olvidando y denigrando por completo la protección de la vida que ya existe y que no tiene un pronóstico negativo de corto plazo?
Yo creo que esa motivación tiene que ver con el poder. Ese poder terrenal basado en la ocultación que la ciencia y el conocimiento les arrebató.
La iglesia católica, como toda institución basada en la fe sin razones, en el personalismo y la infalibilidad declarada pero no demostrada, ha pretendido y pretende fijar pautas de comportamiento a toda la población, aun a aquellos que no coinciden con sus creencias y filosofías.
Esto es en si lo que mas los diferencia de otras religiones. Por solo citar dos ejemplos, de los Testigos de Jehová, que no aceptan las transfusiones sanguíneas pero no impulsan la prohibición para todos de transfundirse o de los judios, que no buscan la prohibición de criar y comer cerdo o circuncisión obligatoria para todo recién nacido. Igual, hay que reconocer que, a diferencia de los fundamentalistas musulmanes, hoy no te tiran un avión por la cabeza por hereje, aunque se dedicaron a cazarlos y quemarlos en una hoguera durante siglos.
Es la misma iglesia que en nombre de su dios cometió las atrocidades mas grandes en la historia de la humanidad, casi a la par del nazismo, que como institución ha apoyado a cuanto régimen totalitario y asesino hubo, incluyendo a nuestro proceso militar, que cobija en su seno a pervertidos que no respetan la infancia y sobre los cuales piden disculpas pero no castigan y que ha tardado 500 años en aceptar que se haya “constatado científicamente” que la tierra gira alrededor del sol.
¿Como se puede esperar de sus máximos representantes otra cosa que no sea el desprecio real por la vida oculto tras un discurso dogmático?
Tal como ha ocurrido con todas las equivocaciones que cometieron, incluyendo a las nombradas anteriormente, tarde o temprano han tenido que rever la infalibilidad de su máximo exponente, el Papa, y el discurso que se desparrama entre sus cardenales y obispos.
Tarde o temprano deberán asumir que no existe vida humana sino desde el momento en que ese enjambre de células con potencial de vida desarrolla el órgano que le permite sentir.
Por nuestro bien, espero que eso sea mas temprano que tarde. Mientras tanto, solo deberían dejarnos vivir.
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